
Título original: Mint na Bokura
Autora: Wataru Yoshizumi
Género: Shojo
Tomos: 6
Editorial: Planeta
Editorial Japonesa: Shueisha
Revista Japonesa: Ribon
Año publicación Japón: 1998
Puntuación: 6
Reseña: Para estar cerca de su primer amor, María decide cambiar de colegio e inscribirse en un internado. Su hermano mellizo Noel, al enterarse de la noticia, no comprende como su madre ha podido permitir semejante locura. Por ello, Noel busca apoyo en su padre y le pide que también le matricule en el mismo internado para convencer a su hermana de que regresen juntos.
No obstante, en el internado solamente queda una plaza libre para una chica, así que en colaboración con la directora del centro y sus padres, Noel logra ingresar en el colegio. Sin embargo, Noel tendrá que disfrazarse y comportarse como una chica sin que nadie descubra su secreto. Así, Noel entrará en el internado femenino del colegio y muy pronto junto a María harán muy buenos amigos como Sasa, Miyu, Kanako y Yoshiaki.
El dibujo de la obra que estamos reseñando es muy sencillo y el diseño de sus personajes es muy similar a sus otros mangas Marmalade Boy y Ultra Maniac. De hecho, incluso en la misma obra los secundarios son clones, pues muchas veces nos fue imposible distinguir visualmente a Sasa de Yoshiaki.
La autora Wataru Yoshimizu es una vieja conocida en España gracias a Marmalade boy, aunque también han sido publicadas otras de sus obras como Ultra Maniac, Random Walk o Quartet Game, entre otras.
Somos chicos de menta es una historia con un argumento tan explotado como es la suplantación de sexo. Un tema que da mucho juego en mangas y doramas porque es una vía fácil para fundar dudas sobre la posible homosexualidad de sus protagonistas y un recurso típico para recurrir a situaciones divertidas. El amor fraternal tan profundo que siente Noel hacia María, también tiene un ligero toque de incesto, sobre todo al principio cuando Noel considera a María de su propiedad y se niega a aceptar que su hermana pueda enamorarse de otro chico. Realmente, la historia no entra en esos terrenos tan frondosos, pero Wataru Yoshizumu siembra la duda con algunos de los diálogos entre hermanos, algo que también ocurría en su gran obra Marmalade Boy.
Como buen shojo, esta obra da rienda suelta al amor en estado puro. Concretamente, se centra en unos personajes muy jóvenes e inexpertos en materia sentimental, con lo cual la confusión de sentimientos, los celos y los miedos a dar la talla en la relación serán cuestiones que se irán desarrollando durante la historia. Aunque argumentalmente no introduce nada nuevo y su evolución es predecible, Somos chicos de menta es una historia fresca y divertida, donde se esparce las vivencias del primer amor. Un manga de fácil lectura que gustará a los amantes del shojo.
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