Libro: Hay momentos que deberían ser eternos
Título original: Hay momentos que deberían ser eternos
Autora: Megan Maxwell
Género: Romántica contemporánea
Editorial: Esencia (junio 2021)
Año: 2021
Origen: España
ISBN: 978-84-08-24298-7
Páginas: 480
Puntuación: 7
Reseña:
Este libro nos cuenta la historia de cómo se conocen Marc y Eva. Ella es una empresaria independiente que viene de buena familia y él un cirujano oncólogo muy prestigioso. Su primer encuentro es en la azotea de un hospital y, aunque ninguno busca una relación seria, muy pronto se sentirán muy a gusto el uno con el otro.
Estamos ante una novela romántica algo diferente de lo que nos tiene acostumbrados la autora, ya que es un libro con una carga dramática que te rompe el corazón. A grandes rasgos, hay una historia de amor con mucha atracción y sentimiento, una familia con problemas y una protagonista fuerte y deslenguada. También hay lugar para las risas por los espectáculos familiares que se forman y las conversaciones tan intensas de su protagonista, pues el estilo de Megan Maxwell sale a relucir en los diálogos, referencias a canciones y escenas hot.
Argumentalmente, esta novela nos sumerge en el inicio de una historia de amor de dos personas adultas, con una carrera profesional exitosa y una buena estabilidad personal. Tanto Marc como Eva saben perfectamente lo que quieren en la vida y cuando se sienten atraídos el uno por el otro, no dudan en dejarse llevar como dos personas solteras que simplemente buscan un rato de diversión. Sin embargo, entre ellos surge la chispa y se sienten tan cómodos que siguen quedando con asiduidad. En este sentido, este libro tiene un romance que engancha desde las primeras páginas por la química que existe entre la pareja, los diálogos chispeantes que mantienen y la tensión sexual que caldea el ambiente. Es cierto que podríamos catalogar esta historia como instalove, pero en ningún momento me ha parecido un amor forzado, sino que todo fluye de forma espontánea. Debido al contexto, los protagonistas se atraen físicamente pero, como coinciden tanto, al final acaban conociéndose y abriendo sus corazones.
Sin embargo, no todo es tan idílico en este título, pues en esta ocasión también se aborda un asunto que me ha mantenido angustiada durante parte de la novela. No obstante, aunque haya sufrido, me ha encantado por cómo se desarrolla la historia, profundiza en la realidad de una enfermedad tan dura y, por supuesto, en ese mensaje positivo de aprender a vivir el presente y no preocuparnos por tonterías.
En cuanto a los personajes, Eva se ciñe al prototipo de mujer descarada e impetuosa al que nos tiene acostumbrados Megan Maxwell pero, menos loca y más sensata. Por su parte, Marc es un amor de hombre, ya no sólo por lo dulce que es como pareja, sino también por su filosofía de vida y la humanidad que transmite como sanitario. En general, me ha parecido que forman una pareja encantadora y, aunque no tienen tantas discusiones ni líos amorosos como en otras novelas de la autora, sí que me ha gustado por su madurez.
Una vez más, la familia juega un papel fundamental en la historia y os puedo asegurar que con el entorno de Eva no os vais a aburrir, empezando por la odiosa hermana y acabando por la íntima amiga. La trama familiar es muy dinámica, constantemente van surgiendo nuevos problemas y a Eva le tocará resolverlos enfrentándose a su hermana y cuidando de los suyos. Quizás algunas situaciones me han parecido algo surrealistas porque parece que todo lo malo les pasa a ellos pero, en general, es una novela que no puedes parar de leer.
En definitiva, Hay momentos que deberían ser eternos es una novela romántica adictiva, con una pareja encantadora y que te parte el corazón con su historia tan dura e intensa. Un libro con mensajes muy positivos y que nos devuelve a la Megan Maxwell de sus inicios con ese toque desenfadado, a la par que realista.
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