Autor: Bruno Puelles
Género: Infantil, ciencia ficción, aventuras
Editorial: Dilatando Mentes Editorial (mayo 2019)
Portada e ilustraciones de cada capítulo: Jenni C.
Ilustraciones interiores a color: Aine
Año: 2019
Origen: España
ISBN: 978-84-120153-0-0
Páginas: 66
Lectores: a partir de 7 años
Puntuación: 8
Reseña: Halley viaja por el espacio a bordo de su flamante nave, acompañado por su fiel robot Bip. Debe acudir al planeta Tierra si no quiere perderse el cumpleaños de su hermana pero su combustible se está agotando y, con esperanza de recibir ayuda, se verá obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en un planeta con un pequeño asentamiento de científicos humanos.
A lo largo de Siete días en un planeta desconocido viviremos una aventura por parte de Halley y su robot Bip. Y como buena aventura, hallaremos toques de emoción en escenas donde la situación del protagonista empeora, superándolas con su gran optimismo y diversión. En este sentido, reconozco que me he mostrado muy satisfecho porque es un título infantil que ha sabido divertir y mantener en vilo tanto al niño que llevo dentro como al adulto que soy. Hay algún que otro momento en el que Halley pasa verdadero miedo porque su viaje no deja de ser peligroso, pero el lector solo lo percibe como hitos de emoción y nunca de terror. De hecho, al desparpajo del protagonista se une la serenidad de su robot Bip que, al tratarse de una máquina, no duda en anunciar una futura catástrofe con un tono totalmente neutro e inexpresivo, algo que el protagonista le reprocha y se hace aún más gracioso.
Siempre me he preguntado cómo conseguir mantener la atención de pequeños lectores en un libro infantil con un marcado arco argumental, y la verdad que Bruno Puelles se maneja a la perfección con el género y me ha mostrado las claves. En primer lugar, me ha gustado muchísimo que esté narrado a dos voces y lo práctico que resulta para crear un texto adictivo. Con un acertado uso de la primera persona para congeniar con su lector, se alterna el punto de vista de Halley con el de Biela, una niña que se encuentra en el asentamiento humano del planeta desconocido. Halley y su falta de combustible es el núcleo del libro mientras que Biela representa la esperanza y es la necesaria brújula del viaje. Además, gracias al enfoque de Biela encontraremos temáticas que pueden gustar a los niños como, por ejemplo, la poca atención que le prestamos los adultos en algunas cosas que nos dicen.
Por otra parte, para no liar a los jóvenes lectores, el número de personajes relevantes se centra en Halley, Biela y usa un tercer bando que redirecciona el argumento. Para aportar cierta notoriedad en Biela y que los pequeños lectores puedan diferenciarla de Halley, el autor hace que Biela utilice el inglés para algunas palabras o expresiones sencillas. Y esto como padre y lector de infantil me parece maravilloso porque es muy divertido, a los niños les sorprenderá y, por si alguien se pierde, al final del todo tiene un pequeño glosario con las palabras.
Aunque es un libro infantil, inicialmente para peques a partir de siete años, en él hallaremos algunos elementos de ciencia ficción que ayudan a resaltar el interés de la aventura. De aquí, muchos aprenderán qué sucede si la nave de Halley se queda sin combustible en el espacio o atravesando la atmósfera de un planeta para aterrizar. Se aprecia que los elementos de ciencia ficción no están para aburrir, sino para divertir gracias a las explicaciones del protagonista, sus alocadas situaciones y para hacernos partícipes de la gravedad de sus problemas.
Antes de terminar la reseña, también me gustaría hacer una mención especial a la fuente utilizada. Bruno Puelles recurre a algunas palabras en distinta fuente y mayor tamaño para enfatizar algún mensaje como alguna onomatopeya importante, sensaciones de tensión o pánico y para aportar originalidad. Esta recurrencia es muy utilizada en cuentos infantiles y libros para pequeños lectores, y en este libro encaja de maravilla. Al igual que en los mencionados libros, las ilustraciones también cobran un papel muy importante; por ello, la ilustración realizada por Jenni C. es muy infantil y llamativa, usa unos colores muy vivos y sus personajes se ven felices, augurando que se va a vivir una aventura muy divertida. Entre sus páginas también hallaremos dos ilustraciones a color de Aine que son mucho más infantiles y usan material de dibujo en total sincronía, contribuyendo a empatizar con los pequeños lectores; también podremos disfrutar unos dibujos de personajes antes de cada capítulo, siendo un extra muy interesante para su público objetivo. Desde mi humilde opinión, me hubiera gustado encontrar más ilustraciones o dibujos porque a los niños les encantan para recrearse y las usan como descansillo en la lectura, además de los que ya tiene incorporado este título y su propia división en capítulos.
Siete días en un planeta desconocido es un libro infantil que apasionará y divertirá a pequeños lectores, y maravillará a un público adulto, amante de la literatura de género.
Sin duda, un título muy a tener en cuenta y que no debe pasar desapercibido.
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