La Iglesia ha sido mi primer encuentro con Alberto M. Caliani. Es un thriller paranormal con unas pinceladas de terror que me han cautivado por completo. Ha ejercido tal influencia sobre mí, que ha hecho germinar mi interés latente sobre el género de terror. Tras finalizar la lectura de este libro me vinieron a la mente algunas preguntas, cuyo autor me ha concedido su tiempo para hacerle esta pequeña entrevista.
Alberto, muchísimas gracias por saciar nuestra curiosidad. Como comprobarás durante la entrevista, algunas de mis preguntas son inquietudes que tu libro me han suscitado y podrían ser las que te formularía mientras nos tomamos una cerveza en una terracita. Con todos ustedes… ¡Caliani!
¡¡¡TACHÁN!!! (¡Y sin red!)
Cuando vi tu libro por primera vez me llamó la atención que el escenario principal fuera una iglesia. ¿En qué te inspiraste para tener la idea de escribir sobre una iglesia donde comenzaran a ocurrir sucesos paranormales?
Al plantearme «La Iglesia», tuve claro desde el primer momento que quería trabajar con dos ideas principales: la primera, darle la vuelta al planteamiento clásico del terror, donde la casa de Dios es un lugar seguro, un santuario vetado al mal; la segunda, aprovechar ese miedo reverencial que a veces nos inspira la iconografía religiosa. El ambiente eclesiástico suele ser sobrecogedor. Incluso aterrador. Me pareció un filón.
Tu Iglesia está ambientada en Ceuta y expones su ubicación con tanta naturalidad que hasta pensé que te basaste en una iglesia real. ¿Qué es lo que realmente se encuentra en la zona de Ceuta donde ubicaste tu iglesia?
Pues se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Valle, que como se puede apreciar en la fotografía, no tiene demasiado que ver con la de San Jorge que aparece en la novela. El entorno, sin embargo, sí que es casi idéntico. Si visitaras la zona, podrías visualizar dónde se encuentra la casa de Saíd, dónde los jardines que rodean el templo y hasta adivinarías el lugar donde el viejo suele aparcar su Renault 5. El resto de ubicaciones que aparecen en el libro son reales, a excepción de la iglesia en sí.
Iglesia de Nuestra Señora del Valle |
En «La Iglesia», uno de los personajes indica el sabor de las tres primeras tazas que se toman de una tetera ¿Es un dicho cierto entre la cultura musulmán o un fruto de tu inventiva?
Es un viejo dicho árabe. ¡Ojalá fuera capaz de inventar algo tan hermoso!
La portada es muy fiel al contenido del libro ¿Cómo llegaste a ella? ¿Explicaste si la querías así, fue la editorial Cazador de Ratas la que se encargó de pedirla o, simplemente, el ilustrador puso su arte?
La idea de la portada flotaba en mi mente desde que empecé a proyectar la novela. De hecho, las portadas suelen venirme a la cabeza en un estadio muy precoz de la escritura de un libro. El resultado de la de «La iglesia» me dejó anonadado, porque superó con creces a la imagen mental que tenía de ella. Cazador de Ratas me puso en contacto con Iván Ruso, dejándome vía libre para que diseñara la portada. Le comenté mi idea a Iván y él la elevó a la enésima potencia. Hizo un trabajo extraordinario, sin parangón, y encima lo hizo a velocidad de vértigo. Como curiosidad, te diré que el cristo que hay bajo la sábana, es su hija; una monada de cría que rondará los doce o trece años.
Por lo normal, cuanto más me gusta un libro que leo, más complicado me resulta realizar una reseña. Ese problema tuve con «La Iglesia». La sinopsis lo dificultó aún más porque era perfecta ¿quién demonios la escribió?
La sinopsis la escribí yo, cuando la que era mi agencia literaria en aquel momento puso la obra en circulación. Como curiosidad, te diré que odio escribir sinopsis. A veces me cuesta más escribir una sinopsis que una novela entera. Eso de resumir en dos o tres párrafos una historia, dejando entrever de qué va, sin revelar demasiado y, para colmo, tratando de vender el producto, es algo difícil y poco agradecido: nunca acabas satisfecho de una sinopsis. Si tú me dices que es perfecta… te lo agradezco, pero no me lo creo, jajaja.
En mi humilde opinión, los personajes constituyen una de las grandes bazas de «La Iglesia». Por ello, me gustaría que nos comentaras con qué personaje has disfrutado más escribiendo.
Sin lugar a dudas, con el que más me divertí de todos fue con Fernando Jiménez, el contratista de obras. Es un tipo que suelta lo primero que le viene a la cabeza, sin filtro y sin importarle lo que piensen los demás, pero con un gracejo anestésico que le impide herir a su interlocutor. Sabes que Jiménez es buena persona, a pesar de su pensamiento carca (casi facha) y su brutalidad verbal. Te confieso que tengo una amiga —sí, es una tía, para más inri— que es igual que él. Si lee esto, sabrá quién es, jajaja.
Si tus personajes fueran reales, ¿cuál de ellos te caería peor?
Manolo Perea, el director de banco. Me repatean esas personas entrometidas que quieren figurar a cualquier precio. Además, tendría muy poca afinidad con él. Me parece una persona demasiado convencional y clásica (por eso le puteo en la novela).
Mientras leía «La Iglesia», la imaginaba trasladada a una serie de televisión o, qué diablos, a una película. ¿Qué actores pondrías en el reparto para los siguientes personajes? Juan Antonio, Marta, Jorge Hidalgo, Ernesto, Félix, Maite, Leire.
Fíjate que los personajes de esta historia son gente tan sumamente normal, que nunca tuve actores en la cabeza como referencia, a excepción de los sacerdotes: Ernesto Larraz podría ser interpretado, sin lugar a dudas, por Matthew Fox. Félix Carranza, por un joven Anthony Edwards, por ese aspecto frágil de “nerd”. El resto lo dejo a discreción del director… o de la productora.
¿Cuánto tiempo has tardado en escribir «La Iglesia»? ¿La tenías pensada por completo antes de comenzar o ibas construyendo sobre la marcha?
«La iglesia» es, en realidad, mi segunda novela. Empecé a escribirla justo al terminar «El secreto de Boca Verde», pero detuve su escritura para embarcarme en algo tan ambicioso como «La conspiración del rey muerto». No me arrepiento lo más mínimo. Al retomarla, creo que lo hice con una madurez que no tenía cuando la empecé. Si no hubiera existido «La conspiración», «La iglesia» no habría sido como en realidad es. Y hablando de tiempo de escritura, me tomó algo más de un año terminarla.
¿Qué parte de tu libro es la que más trabajo te ha costado escribir?
Sin duda, la parte más histórica y artística. Tuve que estudiar bastantes temas arquitectónicos para “construir” mi iglesia. También tuve que sumergirme en el mundo de la imaginería religiosa que, para colmo de males, nunca me ha atraído ni una pizca.
¿Qué has escrito con mayor facilidad o has comprobado que te desenvolvías sin problemas?
El conflicto entre fe y razón de los sacerdotes me pareció un debate constante a lo largo de la historia. Fluyó solo, de manera automática. Puedo asegurar que no lo escribí yo: lo hicieron los personajes por mí. Yo, simplemente, me dejé llevar. Fue cómodo y gratificante.
Siempre suele intrigarme la profesión de los escritores. Si no es mucha indiscreción me gustaría saber cuál ha sido tu profesión principal y, hablando de profesiones, ¿desde cuándo comenzaste a dedicarte a la escritura?
Fui empresario en el sector electrodoméstico desde 1981 hasta 2003. A mediados de los 90 fui distribuidor de videojuegos, así que tuve la suerte de vivir esa época dorada desde dentro, y tengo anécdotas de esa era como para escribir un libro. Desde 2003, soy administrador de propiedades familiares, lo que me deja bastante tiempo libre para escribir. Estuve de 2003 a 2013 aprendiendo a hacerlo más o menos correctamente, hasta que publiqué «El secreto de Boca Verde», novela que se sigue vendiendo en Amazon, aún mejor que cuando se lanzó hace casi cinco años.
Después del excelente trabajo materializado en «La Iglesia», intuyo que no es la primera vez que tratas lo sobrenatural ¿me equivoco? ¿Piensas escribir más novelas del género sobrenatural o de terror?
Acabo de hacer recuento, y tengo veintiocho relatos de terror, algunos de ellos publicados en diferentes antologías. Ojo, que hay pasajes de «El secreto de Boca Verde» que, si bien no son de terror, sí que han aterrorizado a más de uno y a más de diez. Es lo que pasa cuando eres un escritor “híbrido”, un coctelero de géneros. Tú has leído «La Iglesia»: ¿a que en algunos pasajes hasta te has reído? Un libro no tiene que ceñirse estrictamente a un género. Puede bailar entre varios. Al menos, yo lo pienso así. Referente a publicar algo de terror… algo habrá que hacer con esos cuentos, ¿no?
Hasta aquí nuestra entrevista. Además de reiterar mi agradecimiento, me gustaría felicitarte por el gran trabajo que has realizado con «La Iglesia». Es un libro que me ha encantado y no dejaré de recomendarlo porque es una de esas lecturas frescas y revitalizadoras que sirven para estimular a aquellos lectores que, con el tiempo o por determinadas circunstancias, pierden su interés por la lectura. Si entran en tu iglesia, volverán al sano pecado de la lectura compulsiva.
Pues a mí, solo me resta agradecerte la promoción que estás haciendo a mi novela. Espero que las siguientes obras mías que caigan en tus manos te dejen el mismo buen sabor de boca que «La iglesia». ¡Muchas gracias y a tu disposición!
Un abrazo!!
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3 comentarios:
He leído otros libros del autor, "El secreto de Boca Verde" y otro de relatos, "No apagues la luz", y me gustaron. Me voy a ver tu reseña de este :-)
Besos y gracias por la entrevista.
¡Hola!
No conocía al autor, ni ninguno de sus libros. Y en vista de que parecen tan buenos estoy pensando en apuntarlos, iré a ver qué tal y luego veré si entran en mi lista, esa que ya hasta tiene polvo de lo vieja.
Besos desde La Biblioteca Prohibida ❤
Me gustan mucho las entrevistas, así conocemos mejor a los autores.
Un beso
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