Autor: Javier Trescuadras
Género: Thriller sobrenatural, terror
Editorial: Cazador
Cubierta: Iván Ruso
Año: Enero 2018
Origen: España
ISBN: 978-84-947066-6-0
Páginas: 567
Puntuación: 9
Reseña: A muchos nos han contado de pequeños la historia del hombre del saco o, más bien, nuestros mayores recurrían a este ser maligno cuando pretendían moderar nuestro comportamiento o tenernos bajo control, pero ¿y si el hombre del saco realmente existe y es un ser sobrenatural?
Libélulas en la noche es una novela coral donde los principales protagonistas son Corso y Ela. El primero es un inspector policial que se desvive por su profesión y se enfrentará a un conjunto de asesinatos relacionados y desapariciones inexplicables. Ela, es una mujer con serios traumas infantiles que vive tan asustada como obsesionada, convencida de que el hombre del saco existe y la acecha. Ambos personajes poseen cierto don paranormal, aunque diferenciados, pues Corso recibe una serie de indicios y visiones a partir del elemento del agua mientras que Ela puede ver espíritus. En este sentido, Javier Trescuadras se aleja de tópicos y decide mostrar la cara más cruda de los poderes sobrenaturales pues, para Corso, su don es de gran ayuda en las investigaciones pero también le hace cuestionar sobre su capacidad como policía y comienza a concebirlo como una locura galopante, una maldición que lo devora por dentro. Ela, por su parte, es víctima de experiencias traumáticas de pequeña, una superviviente que, por puro mecanismo de defensa, ha borrado de su mente cualquier vestigio de su doloroso pasado y recurre a terapia para tratar de recomponerse y lograr una vida normal. Pero Ela presiente al hombre del saco, sabe que intenta encontrarla y la suelen visitar espíritus de difuntos que interaccionan con ella y hacen de su vida un suplicio.
En cuanto a la figura del hombre del saco, me he llevado muchas sorpresas a lo largo del libro porque al inicio pensaba que se trataba de un depravado con ganas de asesinar, pero muy pronto comprendí que no era un humano corriente y, en la evolución del libro, hallé muchas incógnitas a su alrededor que me dejaron en vilo. Para mí ha sido una gozada leer cómo muchos personajes tropiezan con este ser desde un enfoque realista y todos manifiestan reacciones lógicas y comprensibles, desde huir despavoridos hasta plantarle cara, con unas consecuencias inesperadas. Además, otro punto importante que me llamó la atención ha sido la diferencia con mi visión que yo tenía de pequeño del hombre del saco, pues yo estaba convencido de que era un hombre con un enorme saco al hombro donde iba depositando a los niños malos que capturaba y, sinceramente, no recuerdo qué me contaron sobre la finalidad de los secuestros. El hombre del saco de Trescuadras no lleva un saco al hombro, su rostro está cubierto por la característica tela de arpillera y en cuanto a sus intenciones, mejor las descubrís vosotros con la lectura del libro.
Debido a la profesión de Corso, las investigaciones y el resto de personajes del libro que forman parte de su gremio, encuadro Libélulas en la noche en el género thriller, pero gracias a la naturaleza del hombre del saco, las percepciones extrasensoriales de sus protagonistas, así como sus vivencias y el desarrollo de la investigación, la obra también tiene cabida en el género paranormal y el subgénero de terror. En cuanto a la vertiente sobrenatural y de terror, me gustaría destacar que en toda la obra en su conjunto se respira un ambiente oscuro, opresivo y desalentador, donde el hombre del saco acecha para cometer atrocidades. Por otra parte, las escenas que orbitan en torno a Ela son las que más temor me han causado, pues el autor ha concentrado sobre dicha persona muchos elementos angustiosos y veo su don como un guiño a la aclamada película El sexto sentido.
Un asunto a destacar en este libro es el gran trabajo de documentación por parte de Javier Trescuadras y la sutileza con la que aporta en el texto el fruto de sus estudios. Lo considero un escritor sublime porque en mi experiencia como lector buscaba disfrutar de la historia, sin encontrarme las típicas parrafadas donde los autores demuestran que su obra ha sido respaldada por trabajo de campo. Trescuadras se centra en el desarrollo de la trama principal, lo que todos los lectores queremos, y sabe aportarnos algunos datos muy concisos, con sutileza o porque son verdaderamente interesantes, para que sintamos que todo lo que ocurre en su obra podría ser perfectamente real, aun estando envuelta en ese halo tan sobrenatural y terrorífico que la caracteriza. Y muchos os preguntaréis sobre qué me hace pensar que hay un inmenso trabajo de investigación de fondo, pues salvo los conocimientos que pueda aportar el autor por su propia vida laboral, la cual desconozco, se palpa una gran preparación en criminología, trabajo policial, sesiones de psiquiatría, la dureza de vivir bajo el yugo de una experiencia traumática, zonas privadas de un hospital y, por supuesto, en las leyendas urbanas ligadas a determinados ámbitos geográficos. Es tal su labor que me veo en la obligación de aplaudirla porque no solo ha aportado solidez al libro, sino que me han servido para aprender y lo considero una lectura obligada, un referente, para escritores que quieran comenzar a adentrarse en el género trabajado.
La obra está compuesta por una buena cantidad de páginas, aunque divididas en capítulos muy asequibles de leer. El libro podría dividirse en dos volúmenes y, de hecho, en su interior se aprecian dos bloques bien diferenciados que considero un gran acierto encofrarlos en un libro autoconclusivo. La escritura de Javier Trescuadras es maravillosa, su dicción increíble y, su mente, un caleidoscopio de ingenio, capaz de situarnos en cada uno de sus escenarios y horrores, hacernos partícipes de sus misterios y sentir aversión por nosotros mismos. Opta por una excelente narración en tercera persona con diversos puntos de vista y una alinealidad muy reveladora sobre hechos del pasado que constituyen los cimientos de la historia. Al inicio de la lectura, debido al personaje de Corso, no pude evitar relacionar esta obra con La Iglesia de Alberto M. Caliani porque en ésta también aparece un investigador con un poder extrasensorial, pero ambas obras son muy diferentes y Libélulas en la noche es más oscura, siniestra y cruel.
En Libélulas en la noche, Javier Trescuadras utiliza el folclore murciano para relatar su propia versión de la leyenda del hombre del saco, envuelta de un toque misterioso, sobrenatural y terrorífico, con el claro mensaje de que a veces el verdadero monstruo depredador es el ser humano. Me ha encantado leer este libro, perderme entre sus páginas y sufrir con las atrocidades que cometía este ser depravado con un saco de arpillera en la cabeza.
1 comentario:
TEngo que leer "la iglesia" de Caliani, y este también :-)
Publicar un comentario