Reseña: En un futuro distópico, los avances nos permiten vivir hasta la eternidad e incluso recuperar nuestros cuerpos tras la muerte. Una vida tan extensa supone un grave problema de superpoblación y, por ello, los segadores se encargan de establecer punto final a la vida de a quienes seleccionan para su criba.
Nimbo es un programa que tomó consciencia de sí mismo y muy pronto se encargó de asumir el orden y la autoridad que los seres humanos necesitaban para ser felices y, en definitiva, hacer del mundo un lugar mejor. Por desgracia,
Nimbo no puede interferir en los asuntos de la guadaña.
Trueno es la tercera parte de la trilogía
El arco de la guadaña, iniciada con
Siega y continuada por
Nimbo. Después del apoteósico final de
Nimbo, debo reconocer que tenía unas grandes expectativas con
Trueno y, la verdad, he acabado muy satisfecho con su lectura.
Tal y como me ocurrió en
Nimbo, me chocó un tanto que surgiera algún personaje nuevo, como
Jeri o
Ezra. El cuerpo me pedía que se cerraran de inmediato todos los frentes abiertos en
Nimbo y que no se culebreara en el argumento. Una vez avanzada la lectura y terminado el libro me parece que todo el trabajo de campo realizado al inicio por el autor ha sido imprescindible para lo bien que lo ha cerrado todo.
Como es de esperar por parte del grupo antagonista, los malos son verdaderamente malos, y eso me ha encantado porque me han hecho sufrir bastante y hasta me han ofrecido reacciones imprevisibles. Por el bando de los tonistas, el papel de
Trueno me gustaba cada vez más, y destaco a la coadjutora
Astrid que con su devoción e ímpetu me ha arrancado más de una sonrisa. Además, el movimiento tonista en sí está muy bien construido, tanto como si fuera un protagonista más en la historia y creo que la traducción aportada por
Pilar Ramírez Tello ha tenido que jugar un papel fundamental para que el libro desprenda esa magia relacionada con el tono en general.
En el bando de
Faraday,
Munira se lleva una matrícula de honor por su paciencia, entereza y lealtad, y ha demostrado ser imprescindible para el desarrollo de la aventura. Otro de los grandes protagonistas ha sido
Nimbo, y en mi opinión, gracias a sus comunicaciones con
Trueno y mutismo, se ha mostrado una versión más humanizada de sí mismo y hasta parece abrirse a los lectores.
Aunque el libro es bastante extenso, al igual que ocurre en los títulos anteriores de la saga, su lectura es muy llevadera gracias a la división en capítulos cortos y páginas negras en las que se muestran pensamientos, notas de algunos personajes y fragmentos referentes al tonismo. Además, quiero destacar que si
Siega tenía un trasfondo filosófico y en
Nimbo se equilibraba entre lo filosófico y religioso, en
Trueno la balanza se inclina sobre su reflexión religiosa.
Si tuviera que indicar algún aspecto negativo de
Trueno, tal vez ha sido la poca presencia de
Rowan, pues solo ha pasado por calamidades y, cuando parecía haberse estabilizado, no se sabía nada de él.
El final del libro ha sido más que plausible. No queda abierto pero, aun así, me ha dado lástima que terminara porque la saga me ha encantado y no me importaría en absoluto ver algún
spin off sobre algún personaje en el futuro. Para terminar, me gustaría destacar lo bien que me lo he pasado leyendo este libro en una lectura conjunta que hemos formado con
Sara Moreno (suenosdetortuga en Instagram) y
Gemma García de Lamo (gemagarciadelam en Instagram).
Con
Trueno concluye la trilogía de El arco de la guadaña con un desenlace muy a la altura de una saga tan maravillosa que, con el tiempo, podría convertirse en un clásico de la literatura juvenil distópica.
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